ODALÍS BÁEZ / RAFAEL FRANCO==
La situación generó los secuestros de dos pescadores y el encadenamiento
del consulado dominicano por parte de habitantes de la comunidad Anse-Au-Pitre-Haití,
situación que provocó inseguridad y desconfianza para mantener las relaciones
armoniosas que tradicionalmente llevaban ambos vecinos de la isla.
Se observó que al reinicio del comercio
bilateral, la vigilancia fue redoblada para evitar nuevas confrontaciones, dado
a que en reiteradas ocasiones haitianos lanzaron fuerte pedreas contra la
estructura del mercado dominico-haitiano, provocando que comerciantes de ambos
lados huyeran despavoridos, para evitar ser agredidos por las piedras, y hasta por
algunos disparos de armas de fuego.
Durante varias semanas, hay que recordar que los comerciantes haitianos que
viven en comunidades agrícolas dominicanas, como los Arroyos, Mencía, La
Altagracia, Aguas Negras, Chene de Enriquillo y Paraíso, mantenían abarrotado el
mercado municipal de Pedernales, pagando los arbitrios al ayuntamiento local.
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