
Muchas mujeres dominicanas encontraron la muerte, en manos de sus maridos o exparejas, porque nunca recibieron la protección de las autoridades, policiales o judiciales, cuantas veces imploraron su ayuda ante las amenazas de sus potenciales asesinos.
Abundan los casos en que aun existiendo órdenes judiciales de alejamiento físico, los hombres celosos, desengañados o egoístas e intolerantes, violaron estas prohibiciones y mataron a sus mujeres, o cuando por causa de negligencia y desinterés no adoptaron las medidas de precaución para proteger a las mujeres amenazadas.
Tenemos el caso ahora de la señora Lourdes Martínez, de Puerto Plata, hecho público ayer por este diario, sobre sus constantes quejas ante el Ministerio de la Mujer y el ministerio público para que la protejan ante lo que ella considera que son amenazas contra su vida proferidas por su expareja, que vive en Estados Unidos y que fue condenado en el país por negarse a dar la manutención a los hijos que procrearon juntos.
Tenemos copias de las cartas que continuamente ha enviado esa mujer a los organismos indicados para advertirle que sigue sometida a un acoso psicológico, a una situación de permanente estrés y miedo y que teme por su vida. Pese a todas estas imploraciones, las autoridades parecían sordas, indiferentes, holgazanas para atender semejante situación de peligro.
Ayer, luego de divulgarse el caso, el Ministerio de la Mujer anunció la integración de una comisión investigadora para que se ocupe de darle seguimiento en el Juzgado de Paz de Puerto Plata, apoderado de una solicitud de orden de arresto internacional contra el acusado de proferir las amenazas.
Ojalá que esta acción tenga la suficiente fuerza de persuasión para que Lourdes Martínez no se convierta en una de las próximas víctimas de la espiral de feminicidios que desangra a nuestro país por el imperdonable hecho de que no recibió la protección del Estado cuando más la necesitaba, lo que está ocurriendo penosamente con otras muchas mujeres.
www.realidadesdepedernales.com Fuente listindiario
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